martes, 14 de agosto de 2012

Yo no escogí enamorarme de ti, pero la primera vez que te bese, nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo, y fue increíble. Y la hora de ese beso eran las 12 y 10, y quite la pila del reloj para que se quedase la hora detenida para siempre, parada. El minuto exacto en el que me besaste esta metido en un reloj, para siempre, y ya nunca se que hora es, pero me da igual. y desde entonces miro constantemente el reloj.
¿Sabes lo que me gustaría? estar tumbada contigo, sobre la hierba mirando la luna esa naranja que hay algunas noches de verano y que empezase a nevar y sentir los copos en la cara, y tu mano.

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